Expertos de la ULE alertan que sin una gestión activa del territorio los incendios forestales más destructivos serán incontrolables
- El investigador José Manuel Fernández Guisuraga recuerda que los grandes incendios forestales no se resuelven exclusivamente con medios de extinción y recuerda que es clave recuperar usos tradicionales, promover el pastoreo, la selvicultura preventiva y las quemas prescritas para reducir los riesgos y reducir la carga de combustible del territorio
- Desde el Grupo de Ecología Aplicada y Teledetección de la ULE advierten de que el cambio climático y el abandono del medio rural han convertido a España en uno de los países europeos más afectados por los grandes incendios forestales
- “Cuando un fuego alcanza una zona previamente gestionada con quema prescrita, su intensidad se reduce drásticamente y aumenta la capacidad de los equipos de extinción para controlarlo”, subraya Fernández Guisuraga
León, 19 de agosto de 2025. La ola de incendios que en los últimos días ha azotado a León y a otras provincias del noroeste de España ha puesto de nuevo sobre la mesa la vulnerabilidad de los ecosistemas y de las poblaciones ante unos fuegos cada vez más virulentos y de mayor extensión.
Frente a este escenario, desde la Universidad de León se recuerda que el problema de los grandes incendios forestales no se resuelve con más medios de extinción, sino con una gestión preventiva y sostenida del territorio. “Los incendios más destructivos no se apagan solo con recursos de emergencia. La verdadera clave está en la prevención”
Así lo sostiene el doctor José Manuel Fernández Guisuraga, miembro del grupo de Ecología Aplicada y Teledetección de la ULE, que subraya cómo España se ha convertido en uno de los territorios europeos más afectados por los incendios forestales, “no simples conatos, sino grandes incendios capaces de arrasar miles de hectáreas en cuestión de horas y poner en riesgo no solo los recursos naturales, sino también pueblos enteros y la seguridad de las personas”.
“Conviene recordar que el fuego no es un enemigo ajeno a nuestros ecosistemas. En los paisajes mediterráneos los incendios forman parte de la dinámica natural desde hace miles de años, y muchas especies de plantas dependen de él para regenerarse”, explica Fernández Guisuraga. Sin embargo, advierte que el problema actual radica en que el régimen de incendios, su frecuencia, intensidad o extensión, “ha superado los límites que los ecosistemas pueden soportar”.
FACTORES Y SOLUCIONES
El investigador de la ULE identifica tres factores principales detrás de la virulencia de los fuegos, como son el aumento de temperaturas y sequías asociado al cambio climático, la acumulación de biomasa tras el abandono de los usos tradicionales del medio rural y la meteorología extrema de los episodios de incendio, que bajo condiciones de calor, sequedad y viento generan situaciones explosivas, especialmente en terrenos abruptos.
“Donde antes había un paisaje mosaico con cultivos, praderas y pastos que interrumpían la continuidad de la vegetación, hoy encontramos grandes extensiones de matorral y arbolado denso que alimentan incendios incontrolables”, subraya el experto, que subraya cómo gestionar el territorio de forma activa y sostenida es esencial para reducir la carga de combustible vegetal que alimenta los incendios.
Entre las medidas más eficaces, destaca la recuperación de los aprovechamientos agrícolas, ganaderos y forestales que durante siglos mantuvieron los paisajes en mosaico; promover el pastoreo extensivo; apostar por la selvicultura preventiva; abrir franjas de baja combustibilidad o cortafuegos verdes; y, sobre todo, fomentar actividades que mantengan vivo el medio rural.
A ello se suma, continúa, las quemas prescritas o controladas, una herramienta de gestión realizada en épocas de bajo riesgo bajo supervisión técnica. “Estas quemas reducen de manera muy significativa la carga de combustible, tanto en zonas de matorral abierto como bajo arbolado. Cuando un incendio alcanza una zona previamente gestionada con quema prescrita, su intensidad se reduce drásticamente y aumenta la capacidad de los equipos de extinción para controlarlo”.
Desde el grupo de Ecología Aplicada y Teledetección de la Universidad de León, Fernández Guisuraga y su equipo llevan años analizando los determinantes de los grandes incendios forestales. Su labor combina tecnologías de teledetección por satélite, escaneo láser con drones y simulaciones informáticas del comportamiento del fuego, lo que permite medir con precisión la severidad de los incendios, evaluar la recuperación de la vegetación y diseñar estrategias de gestión más efectivas.
Fernández Guisuraga recuerda que los incendios seguirán existiendo ya que forman parte de la naturaleza, por lo que el objetivo pasa por conseguir que sean manejables, que no se conviertan en catástrofes que arrasen territorios enteros como hemos visto en los últimos días en León.
“Los medios de extinción son fundamentales y realizan un trabajo encomiable, pero la evidencia científica demuestra que los incendios más destructivos no se apagan solo con recursos de emergencia. La verdadera clave está en gestionar activamente el territorio para reducir la carga de combustible. El futuro de nuestros montes, y con ellos la seguridad de nuestras comunidades rurales, depende de que sepamos gestionar hoy el riesgo de manera inteligente. En ese camino, la ciencia y la ciudadanía deben caminar juntas”.