La ULE promueve el fomento de la investigación a través de 101 contratos predoctorales

Estudiantes de la ULE mantienen dedicación exclusiva al desarrollo de su tesis doctoral gracias al respaldo de Junta de Castilla y León, Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y la propia ULE.

Crear talento y formar en investigación constituyen los pilares básicos para la creación del saber y la generación de profesionales capaces de trabajar en métodos científicos que contribuyan al desarrollo de una sociedad más culta e innovadora. Para adentrarse en este universo científico, la Universidad de León (ULE) oferta 17 programas de doctorado que abarcan todas las ramas del conocimiento, desde las Humanidades hasta la Ingeniería, las Ciencias Biológicas y Sanitarias, a los que pueden acceder los estudiantes de máster que deseen continuar su formación y vocación científica y creativa.

Miguel Ángel Ferrero, director de la Escuela de Doctorado, señala que “cada programa tiene sus propias características, pero cualquier persona que quiera cursar un doctorado en la ULE tiene la posibilidad de hacerlo, independientemente de su área de procedencia”.  Durante todo el proceso doctoral, el apoyo es continuo por parte de la Escuela de Doctorado y de cada Programa de Doctorado. Cada estudiante cuenta con un tutor y unos directores, además del respaldo constante de la Comisión Académica del programa. Este acompañamiento es esencial, considerando que los estudios de Doctorado requieren una dedicación casi completa durante varios años.

En el arduo trayecto hacia el Doctorado, algunos estudiantes optan por un camino que no solo les proporciona una dedicación exclusiva para preparar su tesis doctoral, sino también una oportunidad única de formación avanzada y enriquecimiento personal. Para aliviar la carga económica de los estudiantes dedicados a la investigación, existen los contratos predoctorales, que son una ayuda proporcionada, principalmente, por la Junta de Castilla y León, el Ministerio y la propia Universidad de León. Según Carlos Polanco, vicerrector de Investigación y Transferencia, estos contratos “ofrecen un contrato laboral predoctoral de Investigador en Formación, regulado por la Ley de la Ciencia y el RD del Estatuto del Investigador predoctoral en Formación, que incluye un salario con todas las coberturas sociales correspondientes, lo que les permite dedicarse exclusivamente a realizar su tesis doctoral”.

En la actualidad, la ULE cuenta con 101 contratos predoctorales, repartidos entre Junta de Castilla y León (31), Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (23), Agencia Estatal de Investigación (11), Asociación Española contra el Cáncer (3), Fundación CEPA (1) y la Universidad de León (32). “Se ha hecho un enorme esfuerzo económico que supera los 1.300.000 euros para financiar el trabajo investigador de esos 32 estudiantes”, destaca Polanco.

En palabras de Andrea Fernández Gutiérrez, beneficiaria de estos contratos y que centra su tesis doctoral en la búsqueda de genes o mecanismos genéticos que permitan a las plantas de lentejas resistir a la sequía, “una tesis es un trabajo a tiempo completo, y tener que compatibilizarlo con algún trabajo a tiempo parcial es prácticamente inviable. En el momento que tienes un contrato de estos, ya te puedes tranquilizar y dedicarte a lo que es nuestra pasión”.

Los contratos predoctorales no solo brindan estabilidad financiera, sino que también permiten a los futuros doctores iniciarse en la enseñanza universitaria. Según Carlos Polanco, “pueden participar en labores docentes de tal forma que complementan su formación como futuros profesores universitarios y pueden acceder en un futuro a plazas que están reguladas parala propia universidad en las que es necesario se doctor. Es decir, es el primer eslabón de nuestra cadena de regeneración de nuevos profesores universitarios y de nuevos investigadores en centros de investigación”. pueden participar en labores docentes, complementando su formación como futuros profesores universitarios”.

Los proyectos de investigación abordados por los beneficiarios de estos contratos son variados y prometedores. Desde la resistencia de las plantas de lentejas a la sequía hasta la búsqueda de soluciones sostenibles para el control de enfermedades en viñedos en el que trabaja Laura Zanfaño González, pasando por el análisis de las figuraciones del monstruo fantástico en la literatura contemporánea de Carmen Rodríguez Campo y el estudio de nanomateriales para mejorar la durabilidad del hormigón reciclado, investigación en la que trabaja Andrea Antolín Rodríguez.

Estas cuatro investigadoras son un ejemplo de tesón, vocación científica y futuro que han encontrado en los contratos predoctorales no solo el espacio idóneo para realizar una tesis, sino también el camino propicio donde encontrar oportunidades únicas de aprendizaje y desarrollo profesional y personal. La Universidad de León, a través de estos contratos, sigue siendo un faro que ilumina el camino de los futuros investigadores y profesionales.

(FOTOGRAFÍAS: primera y tercera: laboratorio en la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales./ segunda: edificio de Gestión Académica en el Campus de Vegazana, donde se ubica la Escuela de Doctorado de la ULE.). 

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