Estudiantes de Ingeniería Informática de la ULE dan respuesta a un reto real de la multinacional Antolin planteado por el Clúster FACYL
- Cerca de 80 estudiantes se enfrentan al desafío planteado por el Clúster de Automoción y Movilidad de Castilla y León para desarrollar un software capaz de detectar anomalías en piezas plásticas para las empresas de automoción
- Los ganadores han desarrollado una aplicación que permite analizar con gran facilidad las anomalías y evitar que los productos defectuosos lleguen a las líneas de producción
León, 10 de diciembre de 2025. Por segundo año consecutivo y tras el éxito de la primera edición, estudiantes de la Escuela de Ingenierías Industrial, Informática y Aeroespacial de la Universidad de León han vuelto a ponerse a prueba resolviendo retos reales del sector empresarial de la mano del Clúster de Automoción y Movilidad de Castilla y León FaCYL.
En esta edición, ha sido la multinacional Antolín la que ha planteado un desafío que ha contado con la participación de cerca de 80 estudiantes de tercer curso del grado de Ingeniería Informática, organizados en equipos dentro de la asignatura de Dirección de Proyectos. El objetivo, diseñar soluciones innovadoras aplicando la teoría a problemas concretos de la industria automovilística.
Una iniciativa que se enmarca en la “firme apuesta” de la Escuela por vincular la Universidad con la realidad empresarial y que los estudiantes se den cuenta de que lo que han estudiado puede aplicarse a la vida real. “La conexión directa no solo universidad empresa, sino estudiantes empresa, es realmente importante para que ellos vean qué pueden hacer después. Un reto que ya se realizó el pasado año, lo que significa que la iniciativa es todo un éxito y ya tenemos una nueva preparada con Michelín gracias a FACyL”, ha destacado Inmaculada González, subdirectora de la Escuela.
Una iniciativa que, según destaca la directora de FaCyL, Ana Núñez, busca detectar talento que el sector de la automoción y la movilidad pueda incorporar en un futuro cercano, además de acercar a los estudiantes desafíos reales de empresa. “Es muy enriquecedor que comprueben que sus ideas y proyectos tienen una aplicación directa en el tejido industrial”. Núñez también puso en valor el papel del profesorado, “cuya implicación resulta clave para que este tipo de experiencias formativas sean un éxito”, señaló Núñez.
SOFTWARE PARA DETECTAR ANOMALÍAS EN PIEZAS PLÁSTICAS
En este caso concreto, el reto planteado por el Departamento de Fabricación Avanzada 4.0 de Antolin consistía en desarrollar una herramienta informática para la detección de anomalías en piezas plásticas compuesta por un modelo de anomalías basado en inteligencia artificial y una app de inspección. En los procesos de fabricación de piezas plásticas los posibles defectos que se pueden producir son variados en su forma y localización y además su ocurrencia es muy baja. Esta solución pretende entrenar modelos de visión artificial en un tiempo razonable, detectando anomalías en las piezas fabricadas con la mayor precisión posible y con un bajo ratio de falsos positivos.
Los estudiantes han contado con el apoyo de los profesores Laura Fernández Robles, Manuel Castejón Limas y Gabriel Medina. Los participantes se han dividido en tres equipos y durante las últimas semanas han tenido la oportunidad de mantener sesiones de resolución de dudas con el responsable de Inteligencia de Datos en Fabricación Avanzada 4.0 de Antolin y visitar la sede central de la empresa en Burgos, lo que les ha permitido comprender mejor el contexto y las necesidades reales del proyecto.
Además, han abordado el enfoque de sostenibilidad ambiental en la resolución del reto, en el marco del proyecto europeo ENVIHEI (Student-centered learning for ENVIronmental sustainability at Higher Education Institutions), coordinado por la Universidad de León y financiado por el programa Erasmus+.
PREMIO DE 500 EUROS PARA EL EQUIPO GANADOR
Los vencedores del reto, estudiantes de 3º de Ingeniería Informática, han planteado una aplicación que permite analizar con gran facilidad las anomalías y evitar que los productos defectuosos lleguen a las líneas de producción. Además, han logrado que cualquier operario pueda detectarlo de manera sencilla.
El equipo vencedor ha recibido un premio de 500 euros otorgado por FACYL que, de esta manera, reconoce su esfuerzo y su apuesta por la innovación.


