Firmado un acuerdo con la Real Academia para la impartición del "Máster en Lexicografía Hispánica".
El Rector de la Universidad de León (ULE), José Angel Hermida, y el Director de la Real Academia Española (RAE), José Manuel Blacua, firmaron ayer viernes 8 de marzo un convenio de colaboración que va a hacer posible que se imparta en León el título propio de “Máster en Lexicografía Hispánica”. Se trata de una oferta de posgrado que se inscribe en el marco de la Escuela de Lexicografía Hispánica (ELH), promovida por la RAE y por la Asociación de Academias de Lengua Española (ASALE).
El acto se ha desarrollado en Madrid, en el histórico edificio de la calle Felipe IV que alberga desde el 1 de abril de 1894 la sede de la RAE, y ha contado con la presencia de una delegación de la ULE encabezada por su Rector, y de la que también formaban parte el catedrático de la ULE y académico de la RAE, Salvador Gutiérrez Ordóñez, y los Vicerrectores de Ordenación Académica, Matilde Sierra, y de Relaciones Internacionales e Institucionales, José Luis Chamosa.
El título propio de Máster en Lexicografía Hispánica tiene como objetivo básico la formación de especialistas en el conocimiento teórico y práctico de los diccionarios, con especial incidencia en aquellos que, de forma total o parcial, tienen como base la lengua española. Además se inscribe en el marco de la Escuela de Lexicografía Hispánica, que ha organizado con notable éxito, en colaboración con la Fundación Carolina, diez cursos de posgrado sobre la materia en los que ha formado a más de 150 alumnos.
LA RAE, INSTITUCIÓN QUE “LIMPIA, FIJA Y DA EXPLENDOR” AL CASTELLANO
La Real Academia Española se fundó en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena. Felipe V aprobó su constitución el 3 de octubre de 1714 y la colocó bajo su «amparo y Real Protección». Su propósito fue el de «fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza». Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol en el fuego con la leyenda Limpia, fija y da esplendor, obediente al propósito enunciado de combatir cuanto alterara la elegancia y pureza del idioma, y de fijarlo en el estado de plenitud alcanzado en el siglo XVI.
