La ULE centraliza en la Facultad de Biología el registro aerobiológico de Castilla y León

El análisis de las muestras que se recogen en trece estaciones de medición de la comunidad, permite realizar las previsiones semanales de los niveles de polen.

La llegada de la primavera, y también el efecto que el cambio climático ha generado ya en la floración de algunas especies, tiene en alerta desde hace ya un par de semanas a todas las personas que padecen alergias, pendientes de la previsión de los niveles de polen. Se trata de una información que pueden consultar en internet, o recibir directamente en sus dispositivos móviles, de gran importancia para su vida cotidiana y que pueden conocer gracias al trabajo que se desarrolla en el Área de Botánica de la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales de la Universidad de León (ULE), que es la sede del Registro Aerobiológico de Castilla y León (RACYL).

El equipo responsable de mantener perfectamente actualizados los datos está integrado por las profesoras Delia Fernández González, Rosa María Valencia, Ana Mª Vega Maray, y tres investigadores contratados a través del convenio de colaboración que la institución académica mantiene con la Consejería de Sanidad de la Junta desde el año 2006: Rosa García Rogado, Yago Matías Martínez y Estrella Alfaro Saiz.

Todo el proceso es posible gracias a que en la comunidad hay trece estaciones de muestreo, que se encuentran ubicadas en las nueve capitales de provincia y en las localidades de Ponferrada, Béjar, Arenas de San Pedro y Miranda de Ebro. Todas ellas hacen llegar al RACYL una vez por semana las muestras polínicas recogidas en periodos de siete días, que son después objeto de un detallado análisis al microscopio.

Delia Fernández explica que los jueves se cuelgan los datos en internet en el Portal de Salud de la Junta de Castilla y León, con información de gran valor para los alérgicos ya que, junto a los datos reales del estudio de la muestras, se elaboran también las previsiones que se formulan teniendo en cuenta lo ocurrido en años anteriores, y los informes sobre el tiempo que les hace llegar la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET).

“El grado de cumplimiento es muy acertado, -comenta Yago Matías-, porque con los datos meteorológicos y el estudio de las muestras y los picos máximos de otros años, se puede dar la previsión a corto plazo de cómo van a estar los niveles de polen”. Yago explica que es un trabajo complejo y delicado que aún no ha sido posible automatizar, y que precisa del reconocimiento de cada tipo de polen (habitualmente en las muestras hay en torno a una docena, cantidad que se eleva hasta el medio centenar en periodos de alta polinización).

Sentada frente al microscopio, Rosa García Rogado comenta que los momentos de elevada presencia de polen en el ambiente “suelen coincidir con el incremento de ingresos hospitalarios por problemas de alergias”. Por ese motivo, el contacto y la colaboración con el SACYL y los médicos alergólogos es muy fluido.

  • LAS ALERGIAS, UN PROBLEMA CADA VEZ MÁS FRECUENTE

Las alergias se han convertido en los últimos años en uno de los mayores problemas de salud en los países occidentales, ya que afectan casi al 50% de la población.

Esta preocupante situación fue puesta de manifiesto por los resultados de un estudio sobre prevalencia de alergias respiratorias en su personal docente e investigador (PDI) y de administración y servicios (PAS), que fue llevado a cabo hace dos años por el Grupo de Aerobiología del Departamento de Biodiversidad y Gestión Ambiental de la ULE.

Los resultados de los test cutáneos efectuados en aquella ocasión indicaron que el alérgeno que más problemas provoca entre la comunidad universitaria de León es el de las gramíneas, (29% de los afectados), seguido por el de la ‘olea’ (25%) propio de la flor de los olivos, que constituye un grave problema en el sur y centro de España y que en León es generado por fresnos y aligustres, que pertenecen a la misma familia. En tercer lugar se situó el ‘plantago’ (con importante incidencia en nuestra comunidad autónoma), seguido por el de la ‘artemisa’ (que tiene su origen en una especie invasora).

“Muchas de estas especies han sido plantadas con carácter ornamental, -apunta Delia Fernández-, y producen mucha polinización, al tiempo que intensifican las reacciones cruzadas con alimentos de origen vegetal”. En León se pueden ver especies como el aligustre en el Parque de San Francisco, el barrio de El Egido, o la Avenida Fernández Ladreda, especie cuyo polen está ocasionando en los últimos años cada vez más problemas. Para evitarlos es importante que las personas conozcan el tipo de polen al que son alérgicas, su época de aparición, y que hagan lo posible para no entrar en contacto con él.

Por ese motivo es muy importante conocer las previsiones sobre la situación polínica de las que se ocupa la ULE como sede del Registro Aerobiológico de Castilla y León (RACYL). A modo de conclusión, y junto a la alarma por el increíble aumento de alergias que se produce, siempre queda el consuelo de que esta enfermedad es una de las pocas que, con independencia de la medicación que se tome, disminuye sus efectos con la edad.

(Fotografía superior. De izquierda a derecha: Delia Fernández González, Ana Mª Vega Maray, Rosa García Rogado, Yago Matías Martínez y Rosa María Valencia)