La ULE lidera la primera gran campaña en cuevas de León para desentrañar 30.000 años de historia a través de restos de fauna del Cuaternario
- El proyecto, denominado ‘Frontera cantábrica’ cubre un vacío de conocimiento histórico y paleontológico en el sur de la Cordillera Cantábrica y los primeros resultados ya apuntan a que el patrimonio es mucho más rico de lo que se creía
- El proyecto, liderado también por el Museo Nacional de Ciencias Naturales, cuenta con el apoyo de la Junta de Castilla y León y tiene autorización para intervenir en 28 cavidades a lo largo de toda la provincia
- El proyecto incorpora tecnologías punteras como el escaneado en 3D, el análisis de ADN antiguo e isótopos estables, lo que permitirá no solo la conservación digital del patrimonio, sino también estudios comparativos a gran escala
León, 29 de julio de 2025. La Universidad de León junto al Museo Nacional de Ciencias Naturales liderará la primera campaña de recuperación de restos de fauna del Cuaternario en cuevas de la provincia de León, un ambicioso proyecto científico titulado ‘Frontera cantábrica’ que desarrollará su primera campaña en ocho cuevas de la provincia de León. El objetivo principal es la recuperación, estudio y conservación de restos óseos, tanto paleontológicos como, en ocasiones, arqueológicos, que permitan reconstruir la historia natural y humana del territorio en los últimos 30.000 años.
La iniciativa está dirigida por la doctora Esperanza Fernández, profesora titular de Paleontología de la Universidad de León, y el paleobiólogo Darío Fidalgo, del Museo Nacional de Ciencias Naturales, en colaboración con un equipo multidisciplinar que incluye expertos en arqueología, antropología, genética y geología y que es posible gracias al apoyo institucional de la Junta de Castilla y León, a través del Servicio territorial de Medio Ambiente, que ha autorizado intervenciones en 28 cavidades repartidas por toda la provincia. Una colaboración que, según destacó la doctora Fernández, también cuenta con los integrantes del Grupo de Intervenciones en Altura (GRIA) y con diversos espeleólogos con décadas de experiencia en la provincia, “que nos ha permitido acceder a lugares prácticamente inaccesibles y recuperar materiales que de otro modo permanecerían perdidos para la ciencia”.
UN VACÍO CIENTÍFICO QUE COMIENZA A LLENARSE
‘Frontera cantábrica’, según ha señalado Fidalgo, viene a cubrir un vacío de conocimiento histórico y paleontológico en el sur de la cordillera Cantábrica, una región que ha recibido menos atención que otras como los Pirineos o la vertiente norte de la misma cordillera. Sin embargo, los primeros resultados ya apuntan a que el patrimonio paleontológico que guardan las cuevas de León es mucho más rico de lo que se creía.
“En cuanto hemos empezado a trabajar, han aparecido numerosos restos de fauna, y el patrimonio conocido de la provincia se ha multiplicado en muy poco tiempo”, afirmó Fidalgo, que recordó cómo los investigadores ya han documentado restos de al menos 29 osos, 15 más localizados, cabras montesas cantábricas extintas a finales del siglo XIX, rebecos, caballos, grandes bóvidos, roedores, aves y restos de ganado doméstico.
Algunos ejemplares, continuó, podrían tener más de 30.000 años, mientras que otros son tan recientes como 600 años o menos, lo que permitirá estudiar la evolución de las comunidades animales y el impacto humano en los ecosistemas hasta la actualidad. Un trabajo que es urgente realizar pronto ya que muchos restos óseos han sido expoliados, es por tanto, aseguró Fernández, urgente “tener datos científicos de la provincia de León” porque “dado el expolio que hemos registrado, todo apunta a que, de aquí a unos años, nos quedábamos sin gran parte de ese material” y también que la vertiente sur de la Cordillera Cantábrica tenga, por fin, un trabajo que ya se ha realizado hace años en Galicia, Asturias, Cantabria o País Vasco, entre otras comunidades.
UN ENFOQUE MULTIDISCIPLINAR E INNOVADOR
El proyecto, según han explicado, incorpora tecnologías punteras como el escaneado en 3D, el análisis de ADN antiguo e isótopos estables, lo que permitirá no solo la conservación digital del patrimonio, sino también estudios comparativos a gran escala. Esta aproximación también facilita la difusión pública y científica de los hallazgos mediante plataformas virtuales.
Por su parte, los doctores Carlos Fernández y Natividad Fuertes, profesores titulares de Prehistoria, son los encargados de coordinar la perspectiva arqueológica del proyecto, clave para identificar ocupaciones humanas y asegurar que las intervenciones se realizan bajo los protocolos legales de conservación del patrimonio cultural.
“Aunque la mayoría de restos procede de simas naturales donde no hubo ocupación humana, en algunas cuevas sí hay evidencias de presencia humana, por lo que es fundamental actuar con garantías legales y científicas”, ha señalado Fuertes.
PRÓXIMOS PASOS
La campaña de agosto tendrá una duración de dos semanas e incluirá el trabajo de campo en ocho cuevas seleccionadas, aunque algunas requerirán varios días de intervención debido a su complejidad. A lo largo del otoño se analizará el material recuperado, y en función de los resultados, se solicitarán nuevos permisos para continuar avanzando en este proyecto.
Uno de los primeros resultados científicos ya ha sido publicado en una prestigiosa revista especializada, con datos de la cueva de Llamazares, donde se ha documentado una reducción del tamaño corporal en especies como osos, rebecos y caballos a lo largo de los últimos 10.000 años, posiblemente vinculada a la actividad humana y los cambios ambientales. Como ejemplo, un oso actual de la Cordillera Cantábrica en un macho adulto grande pesa unos 180 kilos, mientras que los principios del Holoceno -hace unos 9.000 años- podrían alcanzar los 350 kilos.
“Estos cambios en la talla afectan al funcionamiento de los ecosistemas, al consumo de biomasa y a la dinámica vegetal, lo que tiene implicaciones también para la gestión actual del territorio”, concluyó Fidalgo.
FORMA DE FINANCIACIÓN
Para llevar a cabo este proyecto, explicó Fernández, cuentan únicamente con el apoyo económico de dos mecenas y si continúa creciendo, la “intención es solicitar por todas las vías la financiación que sea posible, tanto en convocatorias de fondos científicos como patrimoniales, educativos o partidas presupuestarias específicas”. En esta investigación, expuso, hay dos partes, una para la que no es necesario “demasiado dinero” porque se hace con trabajo voluntario, no remunerado, aunque la propia campaña tiene gastos de cierto calado (traslados, alojamiento, comida, etc.). En los próximos días, llegarán a León especialistas de diversos puntos de España para participar en la campaña de agosto. Por otro lado, la realización de dataciones y análisis genéticos, moleculares o de isótopos estables es costosa y, para ello, se necesita financiación.
(FOTOS 1.- Restos óseos de oso extraídos de cuevas de Canseco Babia, los de mayor tamaño tienen alrededor de 9000 años y los más pequeños son los actuales. 2.- los investigadores -de izquierda a derecha- la doctora Natividad Fuertes, profesora de Prehistoria ULE; la doctora Esperanza Fernández, profesora titular de Paleontología ULE y Darío Fidalgo, Darío Fidalgo, paleobiólogo del Museo Nacional de Ciencias Naturales)