La Universidad de León se suma a la celebración del Día Internacional de la Mujer

El Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Cultura y Deportes colabora con el Ayuntamiento de León en la jornada sobre ‘Liderazgo y Mujer’ para el 15 de marzo. 

La ULE se suma a la celebración del Día Internacional de la Mujer con la organización de una mesa de debate sobre ‘Liderazgo y Mujer’ que tendrá lugar el próximo día 15 de marzo en la Facultad de Ciencias Biológicas y Ambientales y cuyo programa ha sido posible gracias a la colaboración del Ayuntamiento de León. En este encuentro participarán cuatro mujeres que desarrollan su actividad profesional en el ámbito empresarial, docente e investigador, político y de dirección deportiva, quienes contarán sus experiencias y logros profesionales en campos que históricamente han pertenecido a hombres.  Con este tipo de iniciativas, el Vicerrectorado de Responsabilidad Social, Cultura y Deportes demuestra una vez más, su sensibilización en materia de igualdad y de prevención de la violencia de género. En apenas dos años de gestión, este Vicerrectorado se ha adherido al Convenio Marco de Colaboración entre la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades y la Consejería de Educación, para la Promoción de la Igualdad de Oportunidades entre Hombres y Mujeres y la Prevención de la Violencia de Género; ha logrado poner en marcha la Unidad de Igualdad, y ha activado el Protocolo de Actuación frente al Acoso en la Universidad de León, además de convocar el premio anual de Fotografía contra la Violencia de Género y realizar otras acciones de sensibilización.

Avances que se incorporan a la paridad en la gestión universitaria pues cinco miembros del equipo de gobierno de la ULE son mujeres: Ana Isabel Álvarez de Felipe, Catedrática de Fisiología y Vicerrectora de Investigación, Alicia Rodríguez, profesora Titular de Economía de la Empresa y responsable del vicerrectorado de Actividad Académica, Pilar Gutiérrez Santiago, catedrática de Derecho Civil y Secretaria General, Ana Isabel García, profesora Titular de Ingeniería Química y Vicerrectora de Estudiantes y Empleo, y Mª Dolores Alonso-Cortés, profesora contratada Doctora de Didáctica de la Lengua y la Literatura, al frente del vicerrectorado de Relaciones Institucionales y con la Sociedad.

Hasta llegar aquí, han recorrido caminos dispares a la vez que duros y exigentes. Con motivo del Día Internacional de la Mujer se han reunido para alzar su voz en defensa de la educación para igualdad de género, y de una conciliación familiar real a través de medidas de apoyo. Asimismo, para visibilizar el papel fundamental  de las mujeres en la sociedad, en la familia y a nivel profesional. En definitiva, para lograr que llegue ese día en que no haya que celebrar el 8 de marzo.

A continuación, se detallan las respuestas de Pilar Gutiérrez Santiago y Alicia Rodríguez por tratarse de dos perspectivas generacionales diferentes, en las que confluyen el resto de vicerrectoras, sobre el siguiente cuestionario:

1.- ¿Cuál es su reivindicación para el Día Internacional de la Mujer?

2.- Una vez demostrada la gestión universitaria ¿considera que puede optar a otras cimas y romper el techo de cristal de los puestos directivos en política universitaria?

3.- ¿Ha sido difícil el encaje entre vida familiar y académica? ¿Y la dedicación a la investigación es más complicada que para los hombres?

ALICIA RODRÍGUEZ PÉREZ, VICERRECTORA DE ACTIVIDAD ACADÉMICA

1.- Más que una reivindicación es un deseo que trata de resumir todas las posibles reivindicaciones, y es que el 8 de marzo deje de ser algún día el dedicado a la mujer, pues ello significaría que ya se han superado todas las diferencias posibles y la mujer estaría, por fin, en el mismo plano de igualdad que el hombre.

2.- En estos momentos, y por razones obvias de edad, solo me planteo continuar con mi labor al frente de este Vicerrectorado, pero considero que cualquiera de mis compañeras, con la experiencia que están adquiriendo y su amplia formación, están perfectamente capacitadas para desempeñar el puesto más alto en la gestión universitaria, es más, no me cabe la menor duda de que en un futuro, no muy lejano, una mujer esté dirigiendo los destinos de nuestra Universidad.

3.- En estos momentos no tengo grandes problemas para compaginar mi trabajo profesional y familiar, pues ya no tengo hijos en edad escolar como algunas de mis compañeras, pero sí los tuve en el pasado, pues cuando yo me incorporé a la Universidad no teníamos permisos de maternidad, de lactancia o reducción de jornada, por lo que fue realmente duro y difícil. Así, para poder continuar con mi carrera profesional tuve que renunciar a muchas de las tareas importantes y necesarias en mi rol de madre y asumir un coste familiar muy difícil de valorar, aunque sí puedo decir que fue realmente alto y doloroso. Sin embargo, cuando echo la vista atrás y compruebo el trabajo realizado por las madres, abuelas y, en general, todas las mujeres de generaciones anteriores, me doy cuenta de que he sido una mujer privilegiada. Por eso, quiero aprovechar la ocasión para reivindicar un reconocimiento de gratitud y admiración, por todas aquellas mujeres, sobre todo las del ámbito rural, pues ellas tuvieron que hacer frente con una mayor dificultad, si cabe, a todos los problemas derivados de las diferencias de género. No cabe duda de que las mujeres han realizado una gran lucha para  obtener los derechos de los que hoy gozan, pero aún falta mucho por conseguir.  ¡¡¡¡Seguiremos luchando!!!

PILAR GUTIÉRREZ SANTIAGO, SECRETARIA GENERAL

1.- Indudablemente, el gran reto actual de nuestra sociedad en esta materia es –hoy, Día Internacional de la Mujer, y todos y cada uno de los 365 días del año- erradicar la llamada violencia machista o de género, poner fin a esta terrible lacra de la violencia contra las mujeres, cuyas cifras en España siguen siendo alarmantes, algo incomprensible en pleno siglo XXI. Ese es mi principal deseo. Y como ocurre con tantos otros problemas, creo que el primer paso en el camino hacia la solución, siquiera a medio plazo, está en que, ya desde la escuela, se priorice una educación en valores de absoluta igualdad entre hombre y mujer, entre mujer y hombre. Por supuesto, todos hemos de juramentarnos para que desaparezca para siempre toda huella de discriminación entre mujeres y hombres, en cualquier ámbito social. En el sentido que el término "discriminación" tiene para los juristas, como yo soy. Y todo esto también lo pienso y lo proclamo como madre de una niña de diez años.

2.- En abstracto, creo que no habría cortapisas objetivas para poder aspirar a cotas más altas dentro de los puestos directivos de la universidad o, en general, de la administración o política universitaria. Cuestión muy diferente es que, a nivel personal, los anhelos profesionales de cada cual puedan ir por otros derroteros y contemplar metas bien distintas.

3.- No es fácil conciliar vida familiar y académica (más aun, con un cargo de gestión de responsabilidad como es la Secretaría General de la Universidad), pero honestamente creo –o, al menos, esta es mi experiencia personal- que conviene hacer dos puntualizaciones. La primera: aunque sea difícil el encaje entre vida familiar y “académica”, no pienso que sea más sencillo conciliar en un contexto laboral distinto al académico y, probablemente –casi con toda seguridad-, más complicado que nosotros los profesores lo tengan una enfermera o un médico (con sus guardias nocturnas), una guardia civil de tráfico (con sus turnos semanales rotarios de “tarde, mañana, noche”) o una cajera o reponedora de un supermercado.

El segundo matiz es que, si bien siguen existiendo desdichadas excepciones y todavía hay que avanzar hasta la consecución de la plena igualdad, mi percepción es que la dificultad (mayor o menor, en cada caso) para conciliar vida familiar y profesional se va asemejando cada vez más entre hombres y mujeres; tanto las limitaciones y servidumbres, como las oportunidades, tienden a ser comunes y cada vez más iguales para ellas y ellos. Sin duda hubo tiempos, ya en lontananza, aquellos tiempos de nuestras madres (y más aún de nuestras abuelas), en los que las mujeres -con escasa o nula formación, por regla general- eran social y familiarmente “forzadas” a dedicarse a la casa, el marido y los hijos, a trabajar de sol a sol en el hogar y cuidando de una prole numerosa, sin alternativa, sin respeto ni consideración real y sin que su trabajo apenas se valorase. Felizmente, va quedando poco de eso. Salvo en ciertos círculos culturales, las mujeres españolas están tomando con ventaja el tren del estudio, la cualificación profesional y los más variados y mejor considerados oficios. Hoy, pese a que aún quede alguna huella de aquel trasnochado sistema familiar y social, la corresponsabilidad en el ejercicio de la paternidad/maternidad y el deber de compartir las labores domésticas –obligaciones que impone el propio Código Civil, al margen del sexo de cada cual- se van haciendo realidad, afortunadamente, en nuestra sociedad. 

Lo anteriormente dicho me sirve para enlazar con la otra pregunta formulada -si la dedicación a la investigación es más complicada para las mujeres que para los hombres-.  A nivel personal, y en mis más de veinticinco años de trayectoria profesional en la Universidad, jamás he padecido la menor discriminación, por el hecho de ser mujer, en mi actividad investigadora. Ello no obsta a reconocer el enorme sacrificio (personal y familiar) que para todo investigador serio y responsable, sea mujer o sea hombre, comporta el desarrollo de su labor y que las horas robadas a las vacaciones y los fines de semana sean incontables.

MANIFIESTO DE LA CRUE

La Universidad de León (ULE) se ha sumado al manifiesto suscrito por 76 universidades públicas y privadas, hecho público por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) con motivo del Día Internacional de la Mujer. El contenido completo del manifestó está disponible en el siguiente enlace